Por Virginia Whitehouse, Doctora en Filosofía,
Profesora Asociada de Estudios de la Comunicación
Whitworth College, Spokane, Washington
Los grupos que vigilan las decisiones y prácticas éticas de periodistas y organizaciones periodísticas con frecuencia están motivados por valores y planes propios que uno debe evaluar para poder comprender sus críticas.
Introducción
La función del periodismo en la democracia estadounidense ha evolucionado para incluir su función de vigilante del gobierno; es decir se espera que los periodistas investiguen cuando funcionarios elegidos violan los derechos y libertades del ciudadano común.
"Para los periodistas es evidente de por sí, que el reportaje producto de investigación informa al público, pone al descubierto la corrupción y endereza entuertos", dice Jane E. Kirtley, profesora de ética y derecho en los medios de información, de la Universidad de Minnesota, en un artículo publicado en Columbia Journalism Review (CJR) en octubre del año pasado.
Con todo, a los periodistas estadounidenses, cuando realizan su labor, habitualmente se los critica de forma tal que causa más daño que beneficio. Si los periodistas han de ser los vigilantes, ¿quién entonces vigila a los vigilantes? Existen muchos voluntarios para la tarea de vigilantes de los medios de información; sin embargo, los móviles y las tendencias de esos vigilantes deben evaluarse para poder entender y analizar sus críticas.
En Estados Unidos, la libertad de prensa pertenece al propietario del periódico (o la estación de television, la revista o el boletín). Algunos medios de información de distribución nacional -- los principales periódicos, cadenas de televisión por cable y la radiodifusión de noticias -- tienden a hacer de la objetividad o la justicia la pauta fundamental de la noticia, porque eso es lo que espera su audiencia. Las revistas, boletines y otros tipos de medios de información pueden tener pautas distintas -- la promoción de una idea, tal como los derechos humanos o los principios de la familia; o la promoción de una industria, tal como la moda o los automóviles. Los propietarios de estos medios deciden cuál es la pauta o principio que regirá la noticia.
Los que critican a los medios de información tienen también sus principios y temario. Si el lector conoce el principio que guía a los críticos, eso le ayudará a comprender la perspectiva, la interpretación y aún el giro de la crítica. Dentro de la profesión es posible encontrar algunos de los críticos más acérrimos, periodistas que conocen más a fondo las decisiones de ética y las prácticas de sus colegas, pero incluso éstos basan sus criticas en principios propios de la industria de las noticias.
Vigilantes fuera de la industria
Los titulares de los artículos y la declaración de objetivos nos pueden dar alguna clave del temario político de un grupo dedicado a vigilar los órganos de información, aun si el nombre del grupo da la impresión de que se trata de un observador neutral. Por ejemplo, el nombre de Media Research Center (MRC) (Centro de Investigación de los Medios de Información), con sede en Nueva York, parece neutral, sin embargo, su declaración de objetivos indica claramente que no es una organización neutral. La división de noticias del MRC informa que, desde 1987, se ha "dedicado a lograr un equilibrio político en los medios de información del país mediante la documentación y contradicción de la parcialidad liberal de los noticiarios de las cadenas de televisión y de los principales órganos de la prensa".
Dice el MRC que es "la organización conservadora más grande y respetada del país dedicada a vigilar a los medios de información". Los comentaristas del MRC se presentan con regularidad en los noticiarios de las cadenas de televisión y de televisión por cable para criticar a los medios de información, y su posición es apoyar las agendas conservadoras. Entre sus titulares recientes están: "20 Years of Liberal Spin From Gunga Dan" (20 años de giro liberal de Gunga Dan) y "Talking Heads Talk Trash About Tax Cuts (Disparates sobre la reducción de impuestos). [Media Reality Check]
Otros grupos vigilantes dirigen su crítica a la creciente riqueza e influencia de los conglomerados corporativos. Sus nombres, nuevamente, tienen la apariencia de neutralidad, pero sus objetivos están claramente expuestos. The Media Channel (El Canal de los Medios) dice en su declaración de objetivos: "Más que nunca, vivimos en la era de los medios de información y en el mundo de los medios de información. Nueve conglomerados transnacionales dominan los medios de información del mundo; las actuales transacciones de miles de millones de dólares concentran aún más este poder. Aun así, experimentamos también una revolución tecnológica.... La vitalidad de nuestro discurrir político y cultural se apoya en medios libres y diversos que ofrecen acceso para todos".
La organización Fairness and Accuracy in Reporting (FAIR) (Equidad y Exactitud en el Reportaje) busca y revela indicaciones de la censura que los propietarios de empresas pueden imponer, la parcialidad generalizada de estas empresas y la falta de diversidad en la cobertura de las noticias. En un artículo en su publicación de marzo FAIR alega que el programa de televisión "World News Tonight" de la cadena ABC dio a conocer únicamente la perspectiva e interpretación de las compañías farmacéuticas y de sus interesados en un reportaje sobre patentes de drogas para el SIDA en Africa.
La información que suministra este tipo de grupos vigilantes y el análisis que ofrece pueden ser útiles en la interpretación de la cobertura de las noticias, pero los lectores deben estar conscientes de las suposiciones y la parcialidad subyacentes en la selección de un artículo y su crítica.
Crítica proveniente desde adentro de la industria de los medios
Las revistas de periodismo ejercen la función de vigilantes de los medios de información, dentro de la industria. Las escriben, primordialmente, profesionales para profesionales; se publican en universidades y no pretenden tener una perspectiva determinada de las noticias o un temario específico para su transformación. Mike Hoyt, director ejecutivo de la Columbia Journalism Review cree que su publicación ayuda a los periodistas a desempeñar mejor una tarea difícil.
"En este país la prensa es el oxígeno de la democracia", observa Hoyt durante una entrevista. "El buen funcionamiento de una sociedad depende del grado de vigilancia de la prensa. Consideramos que nuestra tarea es estimular e inspirar a la prensa para que haga bien su importante labor".
El año pasado la CJR investigó e informó sobre el volumen de noticias nacionales que se transmite desde la ciudad de Nueva York y su consiguiente perspectiva muy neoyorquina para la nación; el empleo de grupos de presión por dirigentes de empresas dueñas de órganos de información para ejercer influencia en Washington; y la forma en que los asesores legales influyen en las decisiones editoriales.
Cuando se fundó en 1961 en la Escuela de Estudios Superiores de Periodismo de la Universidad de Columbia, la CJR era la única publicación nacional de análisis de los medios de información de este tipo. Actualmente existen otras revistas nacionales, entre ellas American Journalim Review, publicada por la Fundación de la Universidad de Maryland, así como publicaciones locales, como St. Louis Journalism Review, que recientemente celebró su decimotercer aniversario en la Universidad Webster.
Los comentaristas de estas revistas conocen muy bien el terreno, y su perspectiva e interpretación reflejan los valores de la industria que forma parte de la corriente principal de opinión -- la protección de la Primera Enmienda, la verdad y la exactitud y la información equilibrada. En Estados Unidos, es más posible que los profesionales de los medios tomen a pecho las críticas de las revistas de periodismo que las de los vigilantes de los medios de información que tienen temarios políticos, dice Hoyt, porque las revistas ofrecen la perspectiva desde "afuera" de quienes están dentro de la industria.
"Es muy fácil lanzar ataques contra personas. Queremos ser enérgicos pero queremos también comprender la posición del periodista", explica Hoyt. "Hay mucha crítica en todas partes. Existe la tendencia a hacerse el sordo a menos que sea una crítica bien hecha y provenga de un colega".
Crítica de los consejos de prensa
Muchos periodistas y organizaciones de periodismo han intentado, o por lo menos han considerado seriamente, formar consejos de prensa para arbitrar las disputas entre los periodistas y las personas de las que ellos reportan. El Consejo Nacional de Prensa, inspirado por su primo inglés, el Consejo Británico de Prensa, duró apenas un poco más de una década y dejó de existir en 1984. Sin embargo, el Consejo de Prensa de Minnesota, ha mantenido con éxito su foro desde 1971. En sus procesos de solución de disputas los miembros del consejo primero tratan de reunir en grupos de discusión a los directores de noticias y a quienes se consideran afectados por los reportajes. Con frecuencia eso es suficiente para solucionar el conflicto. Menos del 8 por ciento de quienes presentan quejas terminan solicitando una audiencia ante los 12 miembros del consejo, constituido por seis periodistas y seis ciudadanos con representación general.
Desde su fundación, el Consejo de Prensa de Minnesota ha emitido más de 100 fallos, lo cual simplemente quiere decir que el Consejo declara públicamente si un periodista o un órgano de prensa actuó éticamente en el caso de que se trate.
"Hemos observado que cuando el público sigue nuestros procesos, su respeto a los medios de información es mayor al final que al principio" de estos procesos, escribe Bob Shaw, miembro fundador, en el sitio en la Web del Consejo de Minnesota. "Se dan cuenta de que nuestro Consejo, compuesto en partes iguales de miembros de los medios de información y el público, no es una hábil maniobra de relaciones públicas sino un ejercicio en imparcialidad fundamental".
Con todo, los consejos también provocan su cuota de controversia. Algunos creen que la creación de tales consejos amenaza las libertades consagradas en la Primera Enmienda, puesto que centraliza los valores del periodismo; en tanto que otros prefieren evitar la interpretación del móvil de un colega. La estación de televisión KSTP-TV de Minneapolis y su casa matriz, Hubbard Broadcasting, nunca han participado en el Consejo.
"Si alguien cree que hemos hecho algo incorrecto, puede hablar con nosotros directamente y además tiene el recurso de los tribunales", le dijo Stanley Hubbard, presidente ejecutivo, al Minneapolis Star Tribune en 1996. "No quiero encontrarme en una situación en la que un grupo de personas asume el derecho de juzgar nuestro criterio".
Otros consejos han sido objeto de críticas similares. Al Consejo de Prensa de Washington, con sede en Seattle, estado de Washington, fundado hace dos años, se lo acusó de no ser más que un grupo de entrometidos autoelegidos que simplemente están del lado de quienes se dedican a castigar a la prensa. A este mismo Consejo se lo criticó fuertemente debido a que su financiamiento principal proviene de la Fundación Bill y Melinda Gates, la entidad filantrópica del fundador de Microsoft y su esposa, hecho que crea la posibilidad de conflicto de interés y un dilema ético dentro de un grupo cuyo objeto es examinar la ética de los medios de información.
No obstante estas inquietudes, los consejos de prensa ofrecen al público la oportunidad, muy necesaria, de la interacción con los medios de información y de expresar sus críticas, escribe Geneva Overholser, ex mediadora del periódico The Washington Post y actualmente profesora en la Universidad de Missouri, en un artículo en Columbia Journalism Review de febrero pasado. "No podemos permitirnos el lujo de dejar pasar una oportunidad genuina de asumir nuestra responsabilidad y de ayudar al público a entender todo lo que hacemos para poder defender nuestros principios y lograr exactitud en nuestros datos", dice Overholser.
Crítica de organizaciones profesionales
Las organizaciones profesionales ayudan a los periodistas a perfeccionar sus capacidades y a entablar causas legales cuando los derechos que les otorga la Primera Enmienda se ponen en entredicho. La Asociación de Directores de Noticias de Radio y Televisión elogió públicamente la decisión del Tribunal de Apelaciones de Estados Unidos que permitió la transmisión en vivo de los alegatos orales en el caso Estados Unidos contra Microsoft. Los funcionarios de la Sociedad de Periodistas Profesionales (PJS) se expresan, con regularidad, contra intervenciones gubernamentales en la labor diaria del periodista. El valor que estas organizaciones adjudican a la libertad periodística es evidente en la crítica, el elogio e incluso el apoyo financiero que proveen.
Estas mismas organizaciones también pueden establecer códigos de ética que ayudan a guiar a los periodistas en el ejercicio de su profesión. Cuando los periodistas violan los códigos, estas organizaciones, ocasionalmente, pueden declarar su oposición a la violación. El comité de ética de la SPJ acusó a las cadenas de televisión Fox, ABC, CBS, NBC, CNN y la Prensa Asociada de violar el código de la SPJ "al no actuar independientemente". Todas estas importantes agencias de noticias habían contratado a Voter News Service para que les suministrara los resultados de las elecciones presidenciales de noviembre y se atuvieron a la información inexacta suministrada por dicha entidad, en el sentido de que el entonces vicepresidente Al Gore había ganado los votos electorales de la Florida [SPJ press release]. Esta crítica se basa en la premisa de que los órganos de noticias deben procurar y verificar la información automáticamente, en lugar de confiarse en los servicios contratados. El principio de actuar independientemente provee la base para impugnar el criterio noticioso de los periodistas.
Sin embargo, es muy raro que organizaciones dentro de la profesión misma investiguen o desaprueben directamente reportajes defectuosos. "Si esto (una práctica profesional deficiente) ocurriera en cualquier otra profesión o centro de poder en la vida estadounidense, los medios de información se concentrarían en la noticia, enfocando en la institución en cuestión una luz escudriñadora", comentó Sydney H. Schanberg, ganador del premio Pulitzer, en un editorial de The Washington Post en 1999. "Cuando firmas de abogados contravienen cánones éticos, agentes de la bolsa de Wall Street estafan clientes, o compañías de cuidado de salud controlado niegan atención médica esencial a los pacientes, nosotros los periodistas lo consideramos noticia y frecuentemente lo ponemos en primera plana, pero cuando nuestra propia profesión es la que comete la infracción, obramos con condescendencia.
"Ningún periódico está ansioso de reconocer sus propias deficiencias, o de revelar las de sus colegas (que pueden devolver el favor). Todo el mundo tiene ropa sucia", agregó Schanberg.
Entre tanto, el público estadounidense cree que los medios de información no son suficientemente críticos de si mismos y no demuestran respeto constante por las comunidades que dicen servir, tal como lo que indican estudios realizados por la American Society of Newspaper Editors (Sociedad de Directores de Periódicos de Estados Unidos).
Debido a estos estudios, la Associated Press Managing Editors (APME) (Directores Administrativos de la Prensa Asociada) ha adoptado un enfoque diferente para estimular la crítica mediante discusiones de mesa redonda en las que reúne a lectores y personas afectadas directamente por la noticia con los directores y los dueños de periódicos locales. Las sesiones, auspiciadas por la APME con el apoyo de la Fundación Ford, examinan la veracidad periodística de las salas de redacción en todos los 50 estados, dijo Carol Nunnelley, redactora gerente y coordinadora de proyectos del Birmingham News. Estos foros permiten que la crítica exterior llegue a la redacción de los periódicos.
Spokesman Review, de Spokane, Washington, realizó su mesa redonda en enero de 2001, la primera de la serie. Miembros del concejo municipal, promotores de bienes raíces, académicos y activistas de la comunidad celebraron una reunión de dos horas con directores y reporteros del periódico. Allí se consideró el posible conflicto de interés para el dueño del periódico, cuya familia construyó un centro comercial y un estacionamiento en el centro de la ciudad, lo que ahora es objeto de controversia.
"Este (diálogo) permitió a los interesados reunirse personalmente con los periodistas, sin que mediaran filtros entre ellos", dijo Chris Peck, presidente de la APME y director de Spokesman Review. "Exigió mayor sinceridad de ambas partes y no permitió que se vociferara o prevaricara. Si un participante se mostraba muy desconfiado de los medios de información o un representante de éstos demostraba arrogancia, alguien le llamaba la atención".
Conclusión
Murrey Marder, corresponsal jubilado de The Washington Post, observó durante la Conferencia de Vigilancia del Periodismo Nieman de 1998: "El temor al abuso del poder fue la fuerza galvanizadora en la Revolución Americana y continua siendo la justificación más fuerte de la existencia de una prensa estimulante y realmente independiente". No obstante, durante el mismo discurso Marder dijo que los estadounidenses no confían en sus medios de información porque éstos son demasiado sigilosos de la forma en que funciona el periodismo. Existe tensión entre estas variables: alentar una prensa vigilante, estimular la crítica de la prensa sin sofocarla y mantener las libertades de la prensa y de sus críticos.
Algunos creen que la función de vigilante la realizan mejor los grupos que están fuera de la industria, aunque esos grupos tengan sus propios objetivos. Otros creen que quienes están dentro de la profesión están mejor calificados para hacer críticas, especialmente porque probablemente sean más respetados por los periodistas. De una u otra manera, sin embargo, todos los vigilantes contribuyen a la conversación actual sobre lo que significa tener prensa libre en una sociedad libre.
Profesora Asociada de Estudios de la Comunicación
Whitworth College, Spokane, Washington
Los grupos que vigilan las decisiones y prácticas éticas de periodistas y organizaciones periodísticas con frecuencia están motivados por valores y planes propios que uno debe evaluar para poder comprender sus críticas.
Introducción
La función del periodismo en la democracia estadounidense ha evolucionado para incluir su función de vigilante del gobierno; es decir se espera que los periodistas investiguen cuando funcionarios elegidos violan los derechos y libertades del ciudadano común.
"Para los periodistas es evidente de por sí, que el reportaje producto de investigación informa al público, pone al descubierto la corrupción y endereza entuertos", dice Jane E. Kirtley, profesora de ética y derecho en los medios de información, de la Universidad de Minnesota, en un artículo publicado en Columbia Journalism Review (CJR) en octubre del año pasado.
Con todo, a los periodistas estadounidenses, cuando realizan su labor, habitualmente se los critica de forma tal que causa más daño que beneficio. Si los periodistas han de ser los vigilantes, ¿quién entonces vigila a los vigilantes? Existen muchos voluntarios para la tarea de vigilantes de los medios de información; sin embargo, los móviles y las tendencias de esos vigilantes deben evaluarse para poder entender y analizar sus críticas.
En Estados Unidos, la libertad de prensa pertenece al propietario del periódico (o la estación de television, la revista o el boletín). Algunos medios de información de distribución nacional -- los principales periódicos, cadenas de televisión por cable y la radiodifusión de noticias -- tienden a hacer de la objetividad o la justicia la pauta fundamental de la noticia, porque eso es lo que espera su audiencia. Las revistas, boletines y otros tipos de medios de información pueden tener pautas distintas -- la promoción de una idea, tal como los derechos humanos o los principios de la familia; o la promoción de una industria, tal como la moda o los automóviles. Los propietarios de estos medios deciden cuál es la pauta o principio que regirá la noticia.
Los que critican a los medios de información tienen también sus principios y temario. Si el lector conoce el principio que guía a los críticos, eso le ayudará a comprender la perspectiva, la interpretación y aún el giro de la crítica. Dentro de la profesión es posible encontrar algunos de los críticos más acérrimos, periodistas que conocen más a fondo las decisiones de ética y las prácticas de sus colegas, pero incluso éstos basan sus criticas en principios propios de la industria de las noticias.
Vigilantes fuera de la industria
Los titulares de los artículos y la declaración de objetivos nos pueden dar alguna clave del temario político de un grupo dedicado a vigilar los órganos de información, aun si el nombre del grupo da la impresión de que se trata de un observador neutral. Por ejemplo, el nombre de Media Research Center (MRC) (Centro de Investigación de los Medios de Información), con sede en Nueva York, parece neutral, sin embargo, su declaración de objetivos indica claramente que no es una organización neutral. La división de noticias del MRC informa que, desde 1987, se ha "dedicado a lograr un equilibrio político en los medios de información del país mediante la documentación y contradicción de la parcialidad liberal de los noticiarios de las cadenas de televisión y de los principales órganos de la prensa".
Dice el MRC que es "la organización conservadora más grande y respetada del país dedicada a vigilar a los medios de información". Los comentaristas del MRC se presentan con regularidad en los noticiarios de las cadenas de televisión y de televisión por cable para criticar a los medios de información, y su posición es apoyar las agendas conservadoras. Entre sus titulares recientes están: "20 Years of Liberal Spin From Gunga Dan" (20 años de giro liberal de Gunga Dan) y "Talking Heads Talk Trash About Tax Cuts (Disparates sobre la reducción de impuestos). [Media Reality Check]
Otros grupos vigilantes dirigen su crítica a la creciente riqueza e influencia de los conglomerados corporativos. Sus nombres, nuevamente, tienen la apariencia de neutralidad, pero sus objetivos están claramente expuestos. The Media Channel (El Canal de los Medios) dice en su declaración de objetivos: "Más que nunca, vivimos en la era de los medios de información y en el mundo de los medios de información. Nueve conglomerados transnacionales dominan los medios de información del mundo; las actuales transacciones de miles de millones de dólares concentran aún más este poder. Aun así, experimentamos también una revolución tecnológica.... La vitalidad de nuestro discurrir político y cultural se apoya en medios libres y diversos que ofrecen acceso para todos".
La organización Fairness and Accuracy in Reporting (FAIR) (Equidad y Exactitud en el Reportaje) busca y revela indicaciones de la censura que los propietarios de empresas pueden imponer, la parcialidad generalizada de estas empresas y la falta de diversidad en la cobertura de las noticias. En un artículo en su publicación de marzo FAIR alega que el programa de televisión "World News Tonight" de la cadena ABC dio a conocer únicamente la perspectiva e interpretación de las compañías farmacéuticas y de sus interesados en un reportaje sobre patentes de drogas para el SIDA en Africa.
La información que suministra este tipo de grupos vigilantes y el análisis que ofrece pueden ser útiles en la interpretación de la cobertura de las noticias, pero los lectores deben estar conscientes de las suposiciones y la parcialidad subyacentes en la selección de un artículo y su crítica.
Crítica proveniente desde adentro de la industria de los medios
Las revistas de periodismo ejercen la función de vigilantes de los medios de información, dentro de la industria. Las escriben, primordialmente, profesionales para profesionales; se publican en universidades y no pretenden tener una perspectiva determinada de las noticias o un temario específico para su transformación. Mike Hoyt, director ejecutivo de la Columbia Journalism Review cree que su publicación ayuda a los periodistas a desempeñar mejor una tarea difícil.
"En este país la prensa es el oxígeno de la democracia", observa Hoyt durante una entrevista. "El buen funcionamiento de una sociedad depende del grado de vigilancia de la prensa. Consideramos que nuestra tarea es estimular e inspirar a la prensa para que haga bien su importante labor".
El año pasado la CJR investigó e informó sobre el volumen de noticias nacionales que se transmite desde la ciudad de Nueva York y su consiguiente perspectiva muy neoyorquina para la nación; el empleo de grupos de presión por dirigentes de empresas dueñas de órganos de información para ejercer influencia en Washington; y la forma en que los asesores legales influyen en las decisiones editoriales.
Cuando se fundó en 1961 en la Escuela de Estudios Superiores de Periodismo de la Universidad de Columbia, la CJR era la única publicación nacional de análisis de los medios de información de este tipo. Actualmente existen otras revistas nacionales, entre ellas American Journalim Review, publicada por la Fundación de la Universidad de Maryland, así como publicaciones locales, como St. Louis Journalism Review, que recientemente celebró su decimotercer aniversario en la Universidad Webster.
Los comentaristas de estas revistas conocen muy bien el terreno, y su perspectiva e interpretación reflejan los valores de la industria que forma parte de la corriente principal de opinión -- la protección de la Primera Enmienda, la verdad y la exactitud y la información equilibrada. En Estados Unidos, es más posible que los profesionales de los medios tomen a pecho las críticas de las revistas de periodismo que las de los vigilantes de los medios de información que tienen temarios políticos, dice Hoyt, porque las revistas ofrecen la perspectiva desde "afuera" de quienes están dentro de la industria.
"Es muy fácil lanzar ataques contra personas. Queremos ser enérgicos pero queremos también comprender la posición del periodista", explica Hoyt. "Hay mucha crítica en todas partes. Existe la tendencia a hacerse el sordo a menos que sea una crítica bien hecha y provenga de un colega".
Crítica de los consejos de prensa
Muchos periodistas y organizaciones de periodismo han intentado, o por lo menos han considerado seriamente, formar consejos de prensa para arbitrar las disputas entre los periodistas y las personas de las que ellos reportan. El Consejo Nacional de Prensa, inspirado por su primo inglés, el Consejo Británico de Prensa, duró apenas un poco más de una década y dejó de existir en 1984. Sin embargo, el Consejo de Prensa de Minnesota, ha mantenido con éxito su foro desde 1971. En sus procesos de solución de disputas los miembros del consejo primero tratan de reunir en grupos de discusión a los directores de noticias y a quienes se consideran afectados por los reportajes. Con frecuencia eso es suficiente para solucionar el conflicto. Menos del 8 por ciento de quienes presentan quejas terminan solicitando una audiencia ante los 12 miembros del consejo, constituido por seis periodistas y seis ciudadanos con representación general.
Desde su fundación, el Consejo de Prensa de Minnesota ha emitido más de 100 fallos, lo cual simplemente quiere decir que el Consejo declara públicamente si un periodista o un órgano de prensa actuó éticamente en el caso de que se trate.
"Hemos observado que cuando el público sigue nuestros procesos, su respeto a los medios de información es mayor al final que al principio" de estos procesos, escribe Bob Shaw, miembro fundador, en el sitio en la Web del Consejo de Minnesota. "Se dan cuenta de que nuestro Consejo, compuesto en partes iguales de miembros de los medios de información y el público, no es una hábil maniobra de relaciones públicas sino un ejercicio en imparcialidad fundamental".
Con todo, los consejos también provocan su cuota de controversia. Algunos creen que la creación de tales consejos amenaza las libertades consagradas en la Primera Enmienda, puesto que centraliza los valores del periodismo; en tanto que otros prefieren evitar la interpretación del móvil de un colega. La estación de televisión KSTP-TV de Minneapolis y su casa matriz, Hubbard Broadcasting, nunca han participado en el Consejo.
"Si alguien cree que hemos hecho algo incorrecto, puede hablar con nosotros directamente y además tiene el recurso de los tribunales", le dijo Stanley Hubbard, presidente ejecutivo, al Minneapolis Star Tribune en 1996. "No quiero encontrarme en una situación en la que un grupo de personas asume el derecho de juzgar nuestro criterio".
Otros consejos han sido objeto de críticas similares. Al Consejo de Prensa de Washington, con sede en Seattle, estado de Washington, fundado hace dos años, se lo acusó de no ser más que un grupo de entrometidos autoelegidos que simplemente están del lado de quienes se dedican a castigar a la prensa. A este mismo Consejo se lo criticó fuertemente debido a que su financiamiento principal proviene de la Fundación Bill y Melinda Gates, la entidad filantrópica del fundador de Microsoft y su esposa, hecho que crea la posibilidad de conflicto de interés y un dilema ético dentro de un grupo cuyo objeto es examinar la ética de los medios de información.
No obstante estas inquietudes, los consejos de prensa ofrecen al público la oportunidad, muy necesaria, de la interacción con los medios de información y de expresar sus críticas, escribe Geneva Overholser, ex mediadora del periódico The Washington Post y actualmente profesora en la Universidad de Missouri, en un artículo en Columbia Journalism Review de febrero pasado. "No podemos permitirnos el lujo de dejar pasar una oportunidad genuina de asumir nuestra responsabilidad y de ayudar al público a entender todo lo que hacemos para poder defender nuestros principios y lograr exactitud en nuestros datos", dice Overholser.
Crítica de organizaciones profesionales
Las organizaciones profesionales ayudan a los periodistas a perfeccionar sus capacidades y a entablar causas legales cuando los derechos que les otorga la Primera Enmienda se ponen en entredicho. La Asociación de Directores de Noticias de Radio y Televisión elogió públicamente la decisión del Tribunal de Apelaciones de Estados Unidos que permitió la transmisión en vivo de los alegatos orales en el caso Estados Unidos contra Microsoft. Los funcionarios de la Sociedad de Periodistas Profesionales (PJS) se expresan, con regularidad, contra intervenciones gubernamentales en la labor diaria del periodista. El valor que estas organizaciones adjudican a la libertad periodística es evidente en la crítica, el elogio e incluso el apoyo financiero que proveen.
Estas mismas organizaciones también pueden establecer códigos de ética que ayudan a guiar a los periodistas en el ejercicio de su profesión. Cuando los periodistas violan los códigos, estas organizaciones, ocasionalmente, pueden declarar su oposición a la violación. El comité de ética de la SPJ acusó a las cadenas de televisión Fox, ABC, CBS, NBC, CNN y la Prensa Asociada de violar el código de la SPJ "al no actuar independientemente". Todas estas importantes agencias de noticias habían contratado a Voter News Service para que les suministrara los resultados de las elecciones presidenciales de noviembre y se atuvieron a la información inexacta suministrada por dicha entidad, en el sentido de que el entonces vicepresidente Al Gore había ganado los votos electorales de la Florida [SPJ press release]. Esta crítica se basa en la premisa de que los órganos de noticias deben procurar y verificar la información automáticamente, en lugar de confiarse en los servicios contratados. El principio de actuar independientemente provee la base para impugnar el criterio noticioso de los periodistas.
Sin embargo, es muy raro que organizaciones dentro de la profesión misma investiguen o desaprueben directamente reportajes defectuosos. "Si esto (una práctica profesional deficiente) ocurriera en cualquier otra profesión o centro de poder en la vida estadounidense, los medios de información se concentrarían en la noticia, enfocando en la institución en cuestión una luz escudriñadora", comentó Sydney H. Schanberg, ganador del premio Pulitzer, en un editorial de The Washington Post en 1999. "Cuando firmas de abogados contravienen cánones éticos, agentes de la bolsa de Wall Street estafan clientes, o compañías de cuidado de salud controlado niegan atención médica esencial a los pacientes, nosotros los periodistas lo consideramos noticia y frecuentemente lo ponemos en primera plana, pero cuando nuestra propia profesión es la que comete la infracción, obramos con condescendencia.
"Ningún periódico está ansioso de reconocer sus propias deficiencias, o de revelar las de sus colegas (que pueden devolver el favor). Todo el mundo tiene ropa sucia", agregó Schanberg.
Entre tanto, el público estadounidense cree que los medios de información no son suficientemente críticos de si mismos y no demuestran respeto constante por las comunidades que dicen servir, tal como lo que indican estudios realizados por la American Society of Newspaper Editors (Sociedad de Directores de Periódicos de Estados Unidos).
Debido a estos estudios, la Associated Press Managing Editors (APME) (Directores Administrativos de la Prensa Asociada) ha adoptado un enfoque diferente para estimular la crítica mediante discusiones de mesa redonda en las que reúne a lectores y personas afectadas directamente por la noticia con los directores y los dueños de periódicos locales. Las sesiones, auspiciadas por la APME con el apoyo de la Fundación Ford, examinan la veracidad periodística de las salas de redacción en todos los 50 estados, dijo Carol Nunnelley, redactora gerente y coordinadora de proyectos del Birmingham News. Estos foros permiten que la crítica exterior llegue a la redacción de los periódicos.
Spokesman Review, de Spokane, Washington, realizó su mesa redonda en enero de 2001, la primera de la serie. Miembros del concejo municipal, promotores de bienes raíces, académicos y activistas de la comunidad celebraron una reunión de dos horas con directores y reporteros del periódico. Allí se consideró el posible conflicto de interés para el dueño del periódico, cuya familia construyó un centro comercial y un estacionamiento en el centro de la ciudad, lo que ahora es objeto de controversia.
"Este (diálogo) permitió a los interesados reunirse personalmente con los periodistas, sin que mediaran filtros entre ellos", dijo Chris Peck, presidente de la APME y director de Spokesman Review. "Exigió mayor sinceridad de ambas partes y no permitió que se vociferara o prevaricara. Si un participante se mostraba muy desconfiado de los medios de información o un representante de éstos demostraba arrogancia, alguien le llamaba la atención".
Conclusión
Murrey Marder, corresponsal jubilado de The Washington Post, observó durante la Conferencia de Vigilancia del Periodismo Nieman de 1998: "El temor al abuso del poder fue la fuerza galvanizadora en la Revolución Americana y continua siendo la justificación más fuerte de la existencia de una prensa estimulante y realmente independiente". No obstante, durante el mismo discurso Marder dijo que los estadounidenses no confían en sus medios de información porque éstos son demasiado sigilosos de la forma en que funciona el periodismo. Existe tensión entre estas variables: alentar una prensa vigilante, estimular la crítica de la prensa sin sofocarla y mantener las libertades de la prensa y de sus críticos.
Algunos creen que la función de vigilante la realizan mejor los grupos que están fuera de la industria, aunque esos grupos tengan sus propios objetivos. Otros creen que quienes están dentro de la profesión están mejor calificados para hacer críticas, especialmente porque probablemente sean más respetados por los periodistas. De una u otra manera, sin embargo, todos los vigilantes contribuyen a la conversación actual sobre lo que significa tener prensa libre en una sociedad libre.
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