Radio Nacional de España




martes, 20 de marzo de 2007

Y ¿donde esta el periodismo de ciencia?

Miguel Angel de Alba

De vida o muerte. Ya lo he dicho en varias ocasiones y lo sostengo. El periodismo ambiental, el periodismo científico, se debate entre la vida y la muerte, sin siquiera haber nacido.
Desde 1722, cuando se publicó la primera sección de ciencia en la “Gaceta de México” hasta hoy, el periodismo de ciencia no ha tenido una verdadera presencia en los medios.
La de ciencia es la sección perdida, la hoja del periódico dedicada a los datos curiosos o la revista dedicada a retratar lo más variado de la seudociencia.
El periodismo de ciencia supone la publicación de noticias con una cierta periodicidad, que permitan al ciudadano entender información del entorno y tomar decisiones: cancelar un viaje a Indonesia por la gripe aviar, consumir alimentos transgénicos o usar la píldora del día siguiente. El fin del periodismo es dar un sentido a la información para poder actuar en consecuencia.
Las coberturas de ciencia no tienen nada de ciencia, nada de procesos científicos o de pensamiento científico. Lo que tienen es una recolección de datos con una serie de términos más o menos incomprensibles.


El periodismo de ciencia, que no periodismo científico, ha sido subvaluado por los medios y desdeñado por las escuelas de periodismo que no ofrecen cursos especializados. Los jefes no consideran que sea tan importante y lo relegan. Peor aún si nos referimos al tema ambiental.

Panorama del periodismo en México

Las breves secciones de ciencia en los periódicos han sido históricamente limitadas o inexistentes. Aún hoy en algunos medios mexicanos no es posible encontrar una sección dedicada a la ciencia, y menos al medio ambiente.
Los temas que más ocupan los espacios dedicados al periodismo de ciencia han sido descubrimientos médicos. Por otra parte, el deterioro medioambiental, el resto de los temas – pues ciencia no sólo es salud y contaminación – han pasado inadvertidos.
En México, el periodismo impreso lucha para mantenerse en circulación. Los bajos tirajes se explican por la pobreza de lectura de un mexicano promedio: entre medio y dos libros al año. Si se suma a esos tirajes limitados la poca costumbre de lectura y la ausencia de ciencia en el periodismo, se explica que esta especialización periodística continúe siendo un terreno inexplorado.

Divulgador o periodista, el dilema

La diferencia entre periodismo científico, periodismo de ciencia y divulgación de la ciencia supone un grande y grave dilema, porque es esencial entender que no es lo mismo un divulgador que un periodista. De entrada, el periodismo se rige por las reglas del periodismo y trata de ciencia. La divulgación se rige por otras reglas, por estilos y manejo de fuentes.
Un divulgador es un mediador entre el científico y los lectores. Si bien un periodista hace eso mismo, los temas que abordan y la profundidad con que lo hacen marca la diferencia. La inmediatez no es básica para el divulgador -aunque en la ciencia lo más novedoso siempre es interesante- y sí para el periodista. Lo urgente mata a lo importante, por eso el periodismo de ciencia es poco y se hace más divulgación que periodismo.
Piensen en un reportero que comienza su día entre nueve y diez de la mañana, que debe cubrir ruedas de prensa, entrevistas e investigar para, antes de las cinco de la tarde, llegar a escribir “un mínimo” de siete notas diarias… Y, de pilón, de ciencia.
Además, el lector de periódicos no es experto en ciencia. El lector de textos de divulgación puede no ser experto pero tiene bagaje e interés. Hay curiosidad por leer de ciencia, por eso hay espacios y hasta los tienen en hard news. Los lectores mandan correos y las estadísticas de las páginas web dedicadas a ciencia muestran que la gente sí está interesada.

Un periodismo inexistente

¿Dónde quedó el periodismo de ciencia? En otros países, porque en México no está presente, ni en la formación de los periodistas ni en los medios.
Sí hay espacios para hacer el periodismo de ciencia pero, por una parte, los periodistas no están formados para aprovecharlos y, por otra, los medios otorgan esos espacios a temas más atractivos o que generan publicidad.
La ciencia es atractiva, siempre y cuando se sepa escribir de ella. Las noticias presentados de forma parca, poco atractiva, lejana al público, no contribuyen a posicionar al periodismo de ciencia.
La sección de ciencia en los medios se limita a reproducir las notas de las agencias , sin confrontar las fuentes, contextualizarlas ni dar el método. Compran el paquete completo: nota, infografías, gráficos. Se dan sólo los resultados. Asunto arreglado, con bajo costo.
Este mal viene desde la formación del periodista. Las carreras de comunicación en México no incluyen en sus temarios la materia de periodismo de ciencia, aunque comienza a haber algunas materias optativas y diplomados. Quienes son capaces de hacer un buen periodismo es porque lo han buscado por propio interés y recursos.

Lo que el futuro nos depara

A pesar de que en la actualidad se acepta y critica la invisibilidad del periodismo en ciencia en México, se espera que en el futuro cercano los mismos avances de la ciencia empujen al periodista a verlos y reportarlos. Pero para que esto pase, los periodistas deberán estar mejor formados y los medios deberán abrir espacios.
Para que el periodismo de ciencia en México deje de ser un copiado de noticias de agencia, se necesita más preparación, más tiempo y capacitaciones constantes para los periodistas. Por un lado, hay quien plantea que el periodismo de ciencia está creciendo como va, por el camino actual, a paso lento pero seguro. Sí se ve más interés, los espacios de ciencia permanecen mientras otros desaparecen.
La otra postura señala que es necesario un cambio de raíz. En las condiciones actuales, un periodismo de ciencia en forma es imposible en México, por la variedad de temas a tratar en un período muy corto, cobrando cinco mil pesos al mes. Los medios deben comprometerse a profesionalizar a sus periodistas de ciencia: darles tiempo, herramientas de preparación para lidiar con un periodismo especializado.
Y este aspecto deben visualizarlo también los investigadores. Deben salir de su búnker y hablar con el periodista, invitándole a conocer, a prepararse, a investigar. Para ello, ambos –periodista e investigador- deben estar conscientes de que de estos encuentros no saldrán las siete notas diarias ni, en principio, la nota principal del medio. El camino es largo, comencemos a caminar.
Por lo tanto, hay dos escenarios futuros para el periodismo de ciencia en México, uno más esperanzado que otro, pero ambos dando importancia al tema de la ciencia, que debe convertirse en una fuente cotidiana de noticias.
La ciencia es más legítima que otras fuentes por el impacto que tiene en la sociedad, pero entre los editores y dueños de medios en México son mayoría quienes se rehúsan a ver la importancia de la ciencia y se agarran del dogma de ‘eso no es nota, eso no vende, eso no interesa’, y nos mantienen a dieta de grilla, escándalos, farándula y deportes. O dicho en lenguaje coloquial: a pan y circo.

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