Racismo: el fantasma del siglo XXI
PEDRO MANUEL HERNÁNDEZ LÓPEZ/
Se cumplen 47 años de «la masacre de Sharpeville» (Sudáfrica). El 21 de Marzo de 1960, la policía sudafricana abrió fuego por la espalda contra una multitud indefensa de mujeres, jóvenes y niños que se manifestaban pacíficamente contra las «leyes de pases» del apartheid en Sharpeville. A consecuencia de los disparos, 69 manifestantes perdieron la vida y más de 300 resultaron gravemente heridos, como resultado del exceso de la fuerza policial utilizada. La tragedia de Sharpeville condujo a la Asamblea de las Naciones Unidas a proclamar ese día, el 21 de Marzo de 1966, «Día Internacional de la eliminación de la Discriminación Racial».
La ONU, a través de este día, quiere recordarnos su propósito de combatir y erradicar, no solo el racismo y la discriminación racial, sino también la xenofobia y todas las distintas formas -relacionadas con la intolerancia, exclusión o restricción a que toda persona se desarrolle en condiciones de igualdad- que se siguen llevando a cabo en diferentes partes del mundo.
Históricamente podemos afirmar que el racismo, como ideología, surgió en la Europa del siglo XIX. No en vano fueron, Karl Von Linné y George-Louis Leclerc, quienes, con un afán meramente científico, catalogaron a todos los seres vivos -incluyendo los seres humanos- en «razas». Posteriormente, el anatomista Peter Camper publicó una «taxonomía» de las razas humanas, según la cual, los seres humanos de raza blanca se encontraban en el primer plano y los seres humanos de raza negra estaban en el último. Años más tarde, Carl Carus y Gustav Klem introducían el «factor raza» para, así, interpretar mejor la evolución de las culturas y la historia humana. Paralelamente, Retzius estableció el primer factor científico para clasificar las razas, al que llamó «factor cefálico». A partir de este momento, Joseph Arthur, en su Ensayo sobre la desigualdad de las razas humanas, formuló, por vez primera, la primera teoría racista explicita en la que establecía que existían razas superiores y dominantes, y que éstas se originaban en una familia común: la raza aria.
Todas estas teorías e ideologías, que si bien ahora nos parecen ridículas, tuvieron gran impacto y acogida no hace muchos años, no solo en la Alemania del «nacional socialismo» -a través del horror del holocausto judío- sino que también fueron ampliamente aceptadas en países como Estados Unidos, Reino Unido y Francia, entre otros. Lamentablemente, los seres humanos todavía no hemos aprendido ni hemos tomado plena conciencia de lo ocurrido hasta ahora, a pesar del genocidio del pueblo judío y de los magnicidios de los indios americanos, de los aborígenes australianos, de los pueblos suramericanos, de las masacres de los países africanos y, sobre todo, de las recientes matanzas étnicas en la antigua Yugoslavia. A pesar de estas duras y crueles experiencias, hoy día, siguen habiendo personas que creen en la existencia de una raza superior.
Aunque este año celebramos el 47º aniversario de la eliminación del apartheid que gobernaba en Sudáfrica, todavía hoy se dan formas, aparentemente sociales, de racismo y de discriminación racial en muchas partes del mundo; formas de racismo que una gran parte, de los más renombrados sociólogos, han calificado como «el fantasma del siglo XXI».
No olvidemos que las expresiones cotidianas y sociales de la discriminación racial, suelen adoptar múltiples y variadas «formas fantasmagóricas», expresadas a través de interacciones sutiles cara a cara, a través de ofensas nominales, el uso de etiquetas o lugares comunes despectivos, chistes racistas, miradas hostiles y sospechosas, gestos insultantes, mal servicio o negación del acceso a lugares públicos... o a través de evasivas para la interacción, el acercamiento e incluso a través de la exclusión de un grupo social determinado...
Recordemos, en este día, que millones de personas son víctimas diariamente -por quiénes son o cómo son percibidas por los otros- para así, posicionarnos solidariamente con ellas y con todas las victimas de la intolerancia, al renovar año tras, un año más, nuestro compromiso solidario y universal de eliminar la discriminación racial, el racismo, la xenofobia y todas las formas conexas de intolerancia.
Pedro Manuel Hernández López es portavoz de Inmigración del Grupo Parlamentario Popular en la Asamblea Regional.
Se cumplen 47 años de «la masacre de Sharpeville» (Sudáfrica). El 21 de Marzo de 1960, la policía sudafricana abrió fuego por la espalda contra una multitud indefensa de mujeres, jóvenes y niños que se manifestaban pacíficamente contra las «leyes de pases» del apartheid en Sharpeville. A consecuencia de los disparos, 69 manifestantes perdieron la vida y más de 300 resultaron gravemente heridos, como resultado del exceso de la fuerza policial utilizada. La tragedia de Sharpeville condujo a la Asamblea de las Naciones Unidas a proclamar ese día, el 21 de Marzo de 1966, «Día Internacional de la eliminación de la Discriminación Racial».
La ONU, a través de este día, quiere recordarnos su propósito de combatir y erradicar, no solo el racismo y la discriminación racial, sino también la xenofobia y todas las distintas formas -relacionadas con la intolerancia, exclusión o restricción a que toda persona se desarrolle en condiciones de igualdad- que se siguen llevando a cabo en diferentes partes del mundo.
Históricamente podemos afirmar que el racismo, como ideología, surgió en la Europa del siglo XIX. No en vano fueron, Karl Von Linné y George-Louis Leclerc, quienes, con un afán meramente científico, catalogaron a todos los seres vivos -incluyendo los seres humanos- en «razas». Posteriormente, el anatomista Peter Camper publicó una «taxonomía» de las razas humanas, según la cual, los seres humanos de raza blanca se encontraban en el primer plano y los seres humanos de raza negra estaban en el último. Años más tarde, Carl Carus y Gustav Klem introducían el «factor raza» para, así, interpretar mejor la evolución de las culturas y la historia humana. Paralelamente, Retzius estableció el primer factor científico para clasificar las razas, al que llamó «factor cefálico». A partir de este momento, Joseph Arthur, en su Ensayo sobre la desigualdad de las razas humanas, formuló, por vez primera, la primera teoría racista explicita en la que establecía que existían razas superiores y dominantes, y que éstas se originaban en una familia común: la raza aria.
Todas estas teorías e ideologías, que si bien ahora nos parecen ridículas, tuvieron gran impacto y acogida no hace muchos años, no solo en la Alemania del «nacional socialismo» -a través del horror del holocausto judío- sino que también fueron ampliamente aceptadas en países como Estados Unidos, Reino Unido y Francia, entre otros. Lamentablemente, los seres humanos todavía no hemos aprendido ni hemos tomado plena conciencia de lo ocurrido hasta ahora, a pesar del genocidio del pueblo judío y de los magnicidios de los indios americanos, de los aborígenes australianos, de los pueblos suramericanos, de las masacres de los países africanos y, sobre todo, de las recientes matanzas étnicas en la antigua Yugoslavia. A pesar de estas duras y crueles experiencias, hoy día, siguen habiendo personas que creen en la existencia de una raza superior.
Aunque este año celebramos el 47º aniversario de la eliminación del apartheid que gobernaba en Sudáfrica, todavía hoy se dan formas, aparentemente sociales, de racismo y de discriminación racial en muchas partes del mundo; formas de racismo que una gran parte, de los más renombrados sociólogos, han calificado como «el fantasma del siglo XXI».
No olvidemos que las expresiones cotidianas y sociales de la discriminación racial, suelen adoptar múltiples y variadas «formas fantasmagóricas», expresadas a través de interacciones sutiles cara a cara, a través de ofensas nominales, el uso de etiquetas o lugares comunes despectivos, chistes racistas, miradas hostiles y sospechosas, gestos insultantes, mal servicio o negación del acceso a lugares públicos... o a través de evasivas para la interacción, el acercamiento e incluso a través de la exclusión de un grupo social determinado...
Recordemos, en este día, que millones de personas son víctimas diariamente -por quiénes son o cómo son percibidas por los otros- para así, posicionarnos solidariamente con ellas y con todas las victimas de la intolerancia, al renovar año tras, un año más, nuestro compromiso solidario y universal de eliminar la discriminación racial, el racismo, la xenofobia y todas las formas conexas de intolerancia.
Pedro Manuel Hernández López es portavoz de Inmigración del Grupo Parlamentario Popular en la Asamblea Regional.
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